En este link, podreis ver la gran mentira que se le lleva inculcando al pueblo catalán durante mucho tiempo y que, generación tras generación, va corrompiéndoles hasta la médula. No se les puede tomar en serio porque el Estado que quieren crear, aparte de ser totalmente inviable económicamente hablando, es una gran mentira multirracial y multicultural en la cuál, para parecer "modernos" hacen que se involucren gentes procedentes de cualquier rincón del mundo... ¡¡ESO SÍ QUE ES NACIONALISMO, ESO SI QUE ES IDENTIDAD!! ¿Comprendeis por qué no sois coherentes? Vaya apego a la tierra que tienen las futuras masas de los Paissos Catalans...
Económicamente hablando, solamente en crear un Estado propio, se gastarían miles de millones de euros, aunque seguirían teniendo el mismo problema que los demás españoles: paro, miseria, corrupción, etc. Pero bueno, visto lo visto, algunos prefieren empobrecerse inventando nuevos estados y, por ende,a salir de la crisis tarde o nunca.
Por cierto, lo tendréis difícil si queréis anexionar a toda la zona de Valencia, el sentimiento español está mucho más arraigado en esa zona de lo que está en Cataluña.
P.D. Si la que canta "Els Segadors" es catalana, yo soy astronauta.
Os dejo ahora con un artículo extraído del blog BARCELONA ANTIANTIFA, en el cuál se desenmascara las mentiras históricas vertidas por estos creadores de odio hacia todo lo español y por tanto, catalán:
Alrededor del 11-S, los nacionalistas han
construido una gran mentira, un mito. Muchas personas no celebramos la Diada ya
que no queremos ayudar con nuestra participación a perpetuar una vulgar mentira.
La verdadera historia del 11 de septiembre
Los catalanes que intentamos mantener la
dignidad y la honradez intelectual, los que creemos que la nación es un conjunto
de leyes que nos iguala a todos en derechos y deberes, los que no estamos
dispuestos a inventarnos el pasado, también conmemoramos el 11 de septiembre.
Pero por distintos motivos.
Conmemoramos que el 11 de septiembre de 1714:
- Los catalanes se levantaron en armas en nombre de España para defender la libertad de todos los españoles.
- No hubo enfrentamiento entre regiones.
- No hubo el menor asomo de cantonalismo, ni intento de segregación de ningún género.
- Ningún ejército español (o castellano) tomó Barcelona.
- Los vencedores no intentaron destruir una supuesta “identidad nacional catalana”.
- No se prohibió la lengua catalana.
- No despertó la menor reacción “nacional” catalana como respuesta a una inexistente agresión españolista.
- Supuso el fin de una estructura estatal arcaica y el inicio del despegue económico de Cataluña.
- No convirtió en mártir a nadie.
Los catalanes se levantaron en armas en nombre de España
Los habitantes de algunas ciudades catalanas se
levantaron en armas contra una oligarquía comercial barcelonesa que imponía sus
intereses y en nombre de la libertad de España y de todos los españoles. Ferrán
Soldevila, historiador nacionalista catalán:
“Hasta el último momento de la lucha los objetivos habían sido los que se hacían constar en el documento dirigido al pueblo: salvar la libertad del Principado y de toda España; evitar la esclavitud que espera a los catalanes y al resto de españoles bajo el dominio francés; derramar la sangre gloriosamente por su rey, por su honor, por la patria y por la libertad de toda España” (F. Soldevila, Moments crucials de la Història de Catalunya).
¿Por qué los nacionalistas de hoy han tergiversado
los hechos que los nacionalistas de ayer reconocían como ciertos? ¿Por qué
historiadores radicalmente nacionalistas como Soldevila coinciden en su
explicación de los hechos de 1714 con historiadores no nacionalistas, mientras
hoy difieren totalmente e inventan unos hechos que no sucedieron?
No hubo enfrentamiento entre regiones
Al revés de lo que inventan hoy los nacionalistas,
la guerra de Secesión no supuso el enfrentamiento entre Cataluña- Austria y
España (o Castilla)-Francia. Ciudades y comarcas pertenecientes al antiguo reino
de Aragón como Castellón, Alicante, el valle de Arán, el interior de las
provincias de Barcelona y Valencia, Calatayud o Tarazona, fueron partidarias de
Felipe V, el rey Borbón. Y lugares como Madrid, Alcalá o Toledo se declararon
fieles al aspirante austriaco, el archiduque Carlos. El enfrentamiento
interterritorial de 1714 es otra patraña más inventada por el nacionalismo para
negar el carácter de guerra civil que tuvo aquella sucesión al
trono.
Ningún ejército español tomó
Barcelona
Las fuerzas que integraban el ejército de Felipe V
estaban formadas por soldados procedentes de varias regiones españolas y aun de
países europeos. De él formaban parte varios miles de soldados nacidos en
Cataluña. En cuanto al bando supuestamente catalán, los soldados que se
enfrentaron a Felipe V y fueron derrotados el 11 de septiembre de 1714 estaban
mandados por un general, Antonio de Villarroel, que en su última arenga recordó
a las fuerzas bajo sus órdenes que estaban luchando “por nosotros y por toda la
nación española”.
Los vencedores no destruyeron la identidad
nacional de nadie
El fin del arcaico sistema foral que había estado
vigente hasta 1714 fue abolido sin que en tal medida existiera la menor voluntad
de acabar con una “identidad nacional” que solo se inventaría doscientos años
después con personajes como Prat de la Riba. Es otra muestra más de supina
ignorancia histórica, cuando no de mala fe y de manipulación, sostener que
semejantes argumentos podían encajar en la mentalidad y las estructuras
políticas y jurídicas del siglo XVIII.
Felipe V juró en 1702 fidelidad a las leyes de
Cataluña, cosa que no siempre habían hecho sus predecesores. Pero los sublevados
de 1714 cometieron un delito de lesa majestad. Habían traicionado su juramento
de fidelidad y eran culpables del peor de los pecados políticos de la época. No
hay aquí relación jurídica entre estados (solo existía uno) sino una traición a
la lealtad debida expresada a través de compromisos personales y colectivos con
la dinastía. De modo que los privilegios de las zonas derrotadas fueron abolidos
como castigo a la traición dinástica, en modo alguno como procedimiento para
destruir una nación que no existía.
Nadie persiguió la lengua catalana
Los decretos de Nueva Planta, a través de los
cuales se articuló el Estado adaptándolo a los mismos criterios modernizadores
que se estaban aplicando en otros países y que se consideraban esenciales para
organizar con mayor eficacia el único país que existía, es decir, España, en
ningún momento prohibieron el uso de la lengua catalana. Los nacionalistas no
pueden mencionar ni una sola línea de aquel texto en que se prohiba el uso del
catalán. Por la sencilla razón de que no era esa la intención de los decretos.
Además el catalán no se utilizaba en la documentación administrativa, jurídica,
etc., de las instituciones catalanas. La lengua de la administración, en
Cataluña como en toda España, era el latín. Mal podía pues prohibirse el
catalán.
Lo único que legislan en este sentido los decretos
de Nueva Planta es que los documentos de la Audiencia de Barcelona debían
abandonar el latín para usar el castellano. Y esa norma se adoptó en toda
España. Se puede argumentar que fue una medida injusta. Pero eso también será
falsear la realidad porque supone juzgar con criterios actuales los códigos que
regían hace 300 años.
No hubo una reacción “nacional” catalana porque
no hubo agresión españolista
Tras el 11 de septiembre de 1714 nadie en Cataluña
lamentó los hechos en el sentido en que se plantea hoy. No hubo una reacción de
carácter nacionalista, catalanista, frente a la toma de Barcelona. No existe un
solo documento, del tipo que sea, que recoja la queja de un pueblo agredido, de
una nación vejada y sometida, o la lamentación por la supuesta prohibición del
catalán. Resulta un poco extraño.
Si 1714 fue una derrota de la “nación” catalana
frente a España, ¿por qué ningún contemporáneo lo proclama? ¿Tal vez el miedo,
la represión? Pero tampoco lo proclaman los hijos de los derrotados. Ni sus
nietos. Durante 150 años nadie se queja del episodio del 11 de septiembre. De
hecho no existe la menor protesta hasta que llegan los inventores del
nacionalismo, a finales del siglo XIX. La fiesta del 11 de septiembre no se
establece hasta 1901, es decir, cuando cuatro extraviados que defienden los
intereses económicos de las clases dirigentes catalanas se han inventado ya lo
de que Cataluña es una nación. ¿Dos siglos sin sentirse agraviados como nación?
¿No será que no hubo agresión nacional?
1714 supuso el despegue económico de
Cataluña
Con el desmantelamiento de los últimos residuos
feudalizantes de la arcaica sociedad española de la época gracias a leyes
importadas de Europa como los decretos de Nueva Planta, la economía catalana
quedó lista para iniciar su despegue y pudo convertir el Principado en la región
más próspera de España. Las medidas políticas del rey Borbón sentaron las bases
del desarrollo económico catalán de los siglos XVIII y XIX. Sin el fin de los
arcaicos privilegios de la monarquía austriaca tanto en Cataluña, como en el
País Vasco, como en el resto del país, España hubiera permanecido anclada quién
sabe cuánto tiempo más en el pasado.
No hubo mártires en 1714
La represión que siguió a la toma de Barcelona fue
del mismo tipo y alcanzó la misma intensidad que la desatada en cualquier otro
episodio de guerra civil, con independencia de la región que lo viviera. La
brutalidad de las represalias resulta espantosa contemplada desde nuestro actual
punto de vista, pero no fue más sanguinaria por estar dirigida a los sublevados
de Barcelona.
Ni siquiera su supuesto líder, Rafael Casanova, se
comportó como el héroe y mártir que hoy nos presenta el nacionalismo. Casanova,
que no quería resistir frente al ejército de Felipe V sino negociar la entrada
de las tropas en la ciudad, no mostró el menor ardor patriótico y falsificó el
certificado de su propia defunción para huir de la ciudad disfrazado de fraile.
Se instaló a pocos kilómetros, en Sant Boi de Llobregat, y ejerció
tranquilamente su profesión de abogado. No perdió ninguno de sus bienes y a los
pocos años fue perdonado públicamente por el rey Felipe V.
Este es el héroe de la sin igual resistencia
frente al ejército invasor castellano que acabó con la independencia de Cataluña
el 11 de septiembre, en 1714. Esta es la historia que se han inventado los
nacionalistas que hoy se reúnen en Barcelona para conmemorar una patraña de este
calibre.
Pues bien, los catalanes que no hemos perdido la
dignidad también conmemoramos el 11 de septiembre. Celebramos que todo lo que
nos contaron era mentira. Nos regocijamos al comprobar que nos hemos podido
librar de la losa del pensamiento único nacionalista, falsificador y mentiroso,
para descubrir que los hechos que de verdad sucedieron tenían que ver con los
intereses económicos de la oligarquía comercial de la época y no con los
intereses de la mayoría de la población, mucho menos con una suerte de guerra
interterritorial.
¡¡CATALÁN, QUE NO TE ENGAÑEN: ERES ESPAÑOL!!
¡¡CATALÁN, QUE NO TE ENGAÑEN: ERES ESPAÑOL!!